Un 20 de junio de 2010 los pandilleros derramaron la sangre de 17 personas inocentes que viajaban en un microbús de la ruta 47 mientras circulaba cerca de la colonia Jardín de Mejicanos, San Salvador.
Estos terroristas le prendieron fuego a la unidad de transporte con los pasajeros adentro y mientras los que intentaban salir para salvar sus vidas eran acribillados. 17 personas murieron calcinadas y 15 resultaron lesionadas. Ninguno de estos terroristas tuvo piedad por las familias de sus víctimas cuyo único error fue tener la mala suerte de subirse a ese microbús.
Los habitantes de la zona donde ocurrió una de las mayores masacres perpetrada por las pandillas aseguran que los gritos de desesperación de las víctimas de los malacates que se estaban quemando vivas nunca saldrán de su memoria: “No sé cómo voy a superar esto, los gritos de alguien que está siendo calcinado”, dijo con dolor una señora.
Aquel 20 de junio, 17 familias lloraron la pérdida de un ser querido y ahora, que el Gobierno del Presi Nayib Bukele que busca hacer justicia para las familias de estos terroristas que solo han desangrado y causado sufrimiento a la población, no encuentra apoyo de organizaciones internacionales. Además, estos pandilleros que han matado, violado y extorsionado al pueblo se quejan porque tienen comida los tres tiempos, un techo que los cubra de la lluvia y una colchoneta para dormir mientras están en la cárcel.