Los cipotones del Viceministerio de Transporte se fueron a diferentes puntos del país para instalar antidopajes y ubicar a los motorolos que manejaban bolos.
En uno de los controles en la zona central a un cipotón se le ocurrió manejar con 500 mg/dl de alcohol, obviamente y sin dudar la Policía de Tránsito le puso las heladas.
En otros dispositivos antidoping, agarraron a un conductor que resultó con 226 mg/dl de alcohol en aire espirado, y uno que marcó 190 mg/dl de alcohol.
Todos estos bolígrafos que se les ocurrió combinar el alcohol con el volante, pasarán un par de días guardaditos para que aprendan a ser más responsables y no pongan en riesgo la vida de otros conductores.