Unas cipotas han demandado a la empresa de los teléfonos de la manzanita luego de darse cuenta que habían sido rastreadas por sus exparejas con un AirTag.
La función del AirTag es facilitarle a la majada que es despistada a que no pierda cositas como las llaves, billeteras y otras pertenencias pequeñas. Pero las chacamas afirmaron que sus exparejas utilizaron los rastreadores para vigilarlas sin consentimiento.
«Con un precio de solo $29 dólares, se ha convertido en el arma elegida por acosadores y abusadores», señalaba la demanda que presentaron las cipotas.