A diario sudan la gota gorda sin parar, desde las populares zonas de Sívar hasta donde el diablo perdió la cola.
Son empleados del Ministerio de Obras Públicas y del FOVIAL que salen antes de que cante el gallo para iniciar una nueva obra o reparar una calle para que la circulación vehicular mejore.
La macizada de Obras Públicas dice así: “Mejorar la conectividad, contribuir al turismo y hacer que más salvadoreños alcancen una vida mejor”.
Así los broderes chambean en el paso a desnivel del redondel Integración, al norte de la capirucho, y que tendrá una inversión de más de $35 millones de tuzas.
Esta obra va a tener un paso de tres niveles para mejorar la conectividad de la pipol de Apopa, Nejapa, Aguilares, Quezaltepeque, San Salvador y los que vienen de Oriente.
Obras son amores
De obras que no fueron solventadas en el pasado, hoy la mapachada percibe que el pisto ahora alcanza cuando nadie se los tusquea.
Por ejemplo, ya se adjudicó el proyecto de paso a desnivel en el desvío de San Juan Opico, el cual tiene una inversión de $17 millones de chirilicas, y que forma parte de las obras complementarias del periférico Claudia Lars.
Además, el MOP está construyendo el periférico Gerardo Barrios para impulsar el turismo y el comercio de todo el país, así como la reactivación del puerto de La Unión.
Este lujazo de obra consistirá en la ampliación de cuatro carriles de la carretera Panamericana, desde el desvío a Moncagua hasta el inicio del cantón El Obrajuelo, un tramo de 3.46 kilómetros. También, se encuentra en desarrollo la construcción del periférico Claudia Lars, entre carretera a Sonsonate y Santa Ana.
La carretera permitirá agilizar el tránsito de carga, el transporte y comercio de productos y de materia prima, entre Sonsonate y La Libertad.
Otro proyecto que demandó la pipol es la construcción de un viaducto en la carretera Los Chorros, en La Libertad, el cual reducirá en gran medida los congestionamientos en la zona y facilitará la movilización de millares de personas.