La cantante está clara que no quiere una cercanía con su padre ni siquiera por su supuesta enfermedad.
En su mente no está la idea de reconciliarse con él en medio de los rumores de su enfermedad y su divorcio.
Spears, de 41 años, quien solo tiene comunicación con Bryan Spears, su hermano mayor, y enfrentó un largo proceso para liberarse de la tutela de su familia sobre su vida y 60 millones de dólares en abril.
La artista ha confesado a través de su perfil de Instagram que padece una lesión nerviosa en el lado derecho de su cuerpo de la cual, sostuvo, “no existe cura, excepto Dios”.