La vida dentro de la cárcel más grande de Latinoamérica no es nada fácil


El Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), es un modelo penitenciario para Latinoamérica, porque los prisioneros están confinados bajo complejos sistemas de seguridad, sin la posibilidad de poder escapar.

by Redactor Ocho R
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No hay señal telefónica, ni visita de familiares y tiene una sola ruta para entrar y salir.

Los sistemas de videovigilancia monitorean las 24 horas, los 7 días de la semana y 365 días del año para captar cada uno de sus movimientos.

A los presos, que por muchos años mantuvieron en zozobra a la población, tampoco se les permite hablar sin autorización y no tienen actividades recreativas.

Los que incumplen las reglas son enviados a celdas de castigo, en total oscuridad, donde solo hay una plancha de concreto como cama y una pileta e inodoro.

En un día puede observarse las restricciones a las que están sujetos, nada comparable con las reglas de las administraciones pasadas, que les permitían una vida llena de muchos privilegios.

A pesar de ser una cárcel con duras condiciones, los reos gozan de derechos humanos, tienen tres tiempos de comida, los servicios médicos, y salas de audiencia donde se desarrollan las audiencias judiciales a distancia, entre otros.

La mayor parte del día pasan dentro de las celdas en silencio, las únicas veces que salen de su celda es cuando tienen chequeos médicos en la clínica del recinto penitenciario o a las audiencias, pero siempre dentro del módulo carcelario.

“En el contexto de encierro, el Estado está obligado a garantizarle los derechos fundamentales a los privados de libertad, por lo que el lugar también cuenta con clínicas para la atención médica en cada uno de los módulos», señaló en su momento el director del CECOT, Belarmino García.

El CECOT cuenta también con seis salas de audiencias virtuales desde donde se enlazan a los centros judiciales y realizar audiencias preliminares y vistas públicas.

“Facilitamos las condiciones para garantizar a cada uno de los privados de libertad el debido proceso”, sostuvo el director de ese reclusorio.

Las pocas actividades físicas que pueden hacer se limitan al pasillo central dentro de cada módulo.

Duermen en camarotes o literas de metal, de tres niveles sin colchonetas, sábanas o almohadas.

La megacárcel cumple con la filosofía del Presidente Nayib Bukele de la lucha frontal de las pandillas, acusados de múltiples delitos, de que una vez lleguen al CECOT nunca saldrán.

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