La cipotona aplica aquella celebre frase de que los salvadoreños no se mueren de hambre y se les ingenian para hacer cualquier cosa para ganar unos centavos.
De esa manera decidió migrar al Puerto de La Libertad para deleitar a la afición con sus típicos movimientos de cintura, que enloquecen a todo mundo.
Con un vestido rojo juvenil reapareció en un restaurante bailando al son de una agrupación para entretener a los comensales.
Un video fue difundido en las redes sociales donde se le ve moviendo el cuchumbele, con un desplazamiento de un lado a otro y diciendo unas palabras a los presentes.
Hubo quienes que inmediatamente reaccionaron para decirle: “tiene derecho a ganarse la vida honradamente, sin vulgaridades ni obscenidades”.
Pero otro escribió: “Lo malo es que ella exige a los extranjeros propinas y pide $20 para arriba”.