Una maestra se puso a jugar básquetbol con sus alumnos y les apostó que sí chutaba canasta los invitaría a chocolate y churros.
Desde una distancia bastante retirada de la cesta la profesora se prepara y se concentra. Los cipotillos atentos y casi que sin respirar la ven fijamente cuando se prepara para tirar la pelota.
La reacción de los chamaquitos fue inmediata y llena de gozo, aplausos y gritos de victoria celebraron que su seño haya encestado.