Este dos de noviembre los cementerios de todo El Salvador se ven abarrotados de gente que llega a honrar a los parientes que se adelantaron en el camino. Acá tienes cinco tradiciones propias de nuestra tierra.
Enflorar
Artificiales o naturales, los cementerios tanto públicos como privados, de todo el país se ven engalanados con flores multicolores que adornan las tumbas de los seres queridos. Rosas, caléndulas, margaritas, girasoles y lluvia, son parte de las elegidas y la creatividad de cada visitante es única, formando cruces, corazones o figuras multicolores con las flores.
Limpiar y pintar las tumbas
Es común que este Día de Muertos, mucha gente adorne los sepulcros de sus familiares con flores y mensajes, pero es de rigor que le den una pintadita a la cruz o a la tumba para que quede bien chainiada para el resto del año. Colores como el blanco, el celeste y el rosa son los más comunes, pero se está haciendo común pintarle otras figuras.
Rodear la tumba y platicarle
A diferencia de los mexicanos, los salvadoreños no solemos colocar un altar que represente a la persona que ya no está, sin embargo, es común ver familias enteras rodeando el sitio donde fue sepultado su ser querido para contarle las noticias más recientes de todos en la casa. Algunos llevan sombrillas o sillas para pasar el rato y hasta le leen un trozo de la biblia o le dedican una canción.
Comer hojuelas
Estas tostaditas dulces, junto a los elotes y otros platillos típicos siempre está a la orden para todos los que acuden el Día de Difuntos a los camposantos, luego de hacer la respectiva visita, muchos se detienen a saborear estas delicias.
Llevar serenata
Es una costumbre reciente pero muchas familias contratan a músicos que llegan a los cementerios para honrar a los que ya no están y rodean el sepulcro para escuchar entonar las canciones favoritas de la persona ausente.
Cultos o misas
Para los que profesan la fe católica o evangélica, también es común realizar una misa o culto que conmemore esta fecha tan importante para la familia.