Al mandamás de Rusia, Vladímir Putin, no le salió como esperaba, pero su plan de atacar a Ucrania era más aterrador, según informes difundidos por una empresa británica de defensa y seguridad.
La meta de Putin era invadir a Ucrania en diez días y de asesinar a los líderes del país y para los civiles las cosas eran peores: que decidieran en una visita de casa por casa ser eliminados de inmediato o si estaban dispuestos a colaborar.
El plan detallado sobre el destino de los habitantes estaba dividido en cuatro grupos: “Los que tenían que ser asesinados, los que necesitaban ser sometidos e intimidados, los que eran considerados neutrales y que tenían que ser animados a colaborar y los que están estaban dispuestos a colaborar».
Putin no pretendía destruir toda la infraestructura, intentaría quedarse con la más importante y ser el amo y señor de ese país.