Once trabajadores fueron asesinados con barbarie en el caserío Las Flores, del cantón Agua Escondida, de San Juan Opico, en La Libertad. Ocho de las víctimas eran empleados de una empresa distribuidora de energía y los otros tres eran agricultores de la zona, a quienes mataron por ser testigos circunstanciales.
Las víctimas de los terroristas fueron emboscados cuando se encontraban trabajando honradamente para llevar el sustento a sus hogares. Los cadáveres fueron encontrados boca abajo y atados de las manos
Los salvadoreños que murieron en esta masacre eran hombres honrados que rondaban entre los 20 y 60 años. Este crimen ocurrió un 3 de marzo de 2016. Seis años han pasado desde que 11 familias lloraron y siguen lamentando la muerte de su ser querido, que era un padre, esposo, hijo, hermano y a los terroristas no les importó el dolor que causarían en esos hogares que quedaron desprotegidos.
Los investigadores policiales encontraron casquillos de tres distintos calibres: 38, 9 milímetros y de escopeta calibre 12.